Los tatuajes de Aitor Irimia

Aitor Irimia es un gran tatuador español quien se destaca por la gran calidad de sus tatuajes, hoy nos cuenta sobre él y sobre su carrera en este mundo:

“Me llamo Aitor Irimia, nací en Madrid en 1988 y siempre me ha gustado dibujar. Soy un poco antisocial y dedico la mayor parte de mi tiempo al estudio y práctica del tatuaje. He trabajado en varias tiendas de tatuaje en España, Alemania y Suecia. Actualmente puedes encontrarme en Ancient Fantasy Tattoo, Madrid”.

aitor irimia

¿Cómo comenzaste en el mundo del tatuaje?

Como muchos otros, llegué al tatuaje a través del Graffiti. Yo pasaba el día dibujando y pintando y un día un amigo, Abraham, al ver mi trabajo me insistió en que debía comprarme una máquina y podría ganarme la vida tatuando (Gracias Abraham). Por aquellas yo tenía 16 o 17 años y lo de pretender ser tatuador me parecía como pretender ser futbolista profesional. Lo veía tan imposible que ni me lo planteaba. Pero el caso es que otros grafiteros con los que yo pintaba empezaron a comprar máquinas y hacer algunos tatus y de alguna manera la idea que Abraham plantó en mi cabeza fue germinando poco a poco y empecé a percibirlo como algo más accesible de lo que había imaginado en su momento.

A los 18 yo estaba estudiando un grado medio de cocina, no tenía un duro, y mi amigo Yulian me ayudó a conseguir un kit de tatuar que compré por eBay (Gracias Yulian). Cuando llegó el paquete, cogimos el kit y fuimos a casa de un colega que ya llevaba un tiempo aprendiendo a tatuar. El colega me enseñó como montar la máquina, para qué servía cada aguja, como poner la plantilla… en fin, todo lo básico (Gracias Zet). Para ilustrar la explicación, me hizo un tatuaje que me ocupó todo el bíceps. Lo hicimos apoyados en el sofá del salón de su casa, con el material de mi kit tal como venía de China, o sea, sin esterilizar. Por suerte, no pillé hepatitis. Después, se tatuó a sí mismo mientras yo observaba y escuchaba atentamente sus indicaciones como un apóstol de Jesús.

Todo el proceso me había parecido bastante sencillo, así que rápidamente ofrecí mis servicios a la gente de mi entorno y un amigo de mi hermano se dejó persuadir para que le pinchara (Gracias Vicky). Era la frase “CAMBIO DE ORDEN” en el brazo. Hice todo como me había explicado mi colega, pero al apoyar la aguja en el brazo del sujeto, empecé a temblar como pollo en Siberia. Recuerdo que pensé: ¿Pero qué coño estoy haciendo? Y tuve un pequeño ataque de ansiedad. Al limpiar la primera línea, me llevé la mitad de la plantilla en la servilleta. La cosa empeoró. De alguna manera conseguí terminar el tatu y cuando el chico se fue, guardé la máquina en el maletín del kit y el maletín del kit en el fondo de un armario.

Cuando se me pasó el trauma, desempolvé la máquina y empecé a practicar en objetos inanimados carentes de alma. Eso me hacía sentir mucho más tranquilo al tatuar. Al cabo de un tiempo volví a ofrecer mis servicios y realicé unos cuantos destrozos más. Por mucho que me esforzase, al tatuar siempre surgían problemas cuyo origen era incapaz de comprender. Era un drama social. Un día me llegó al buzón de casa un flyer de Ancient Fantasy Tattoo, una de las tiendas locales, y fui para allá. Después de insistir durante varias semanas, me acogieron de aprendiz y se me abrieron de verdad las puertas al mundo del tatuaje. Me enseñaron a trabajar con higiene, a respetar el gremio, a regular máquinas, a conocer los materiales, a encontrar las referencias correctas, y todos los secretos del tatu que entonces eran inaccesibles para los profanos. Gracias Mariano, Raquel, y Alex.

A partir de ahí, el resto de mi trayectoria ha sido como la de la mayoría de tatuadores: estar fascinado y obsesionado con el tatu, mirar tatuajes de cualquier fuente que hubiera a mi alcance, pensar en tatuaje a todas horas, dibujar como un loco, trabajar en muchos estudios distintos y aprender de cada uno de los compañeros que he tenido a lo largo de los años. Gracias a todos.

¿Cuál fue el primer estilo de tatuaje que hiciste?

Cuando yo empecé a tatuar, mayormente no existía lo de especializarse en un estilo concreto. Tenías que ser capaz de hacer cualquier cosa que entrase por la puerta, así que hacía un poco de todo. Pero lo que más me interesaba era el tradicional americano y el japonés.

¿Quiénes son tus referencias en el mundo del tatuaje?

A día de hoy, el tatuador que más me interesa es Oliver MacIntosh. También sigo mucho el trabajo de Ed Taemets, Rich Hardy, Álvaro Grozny. Para ornamental, mis mayores referencias son Jorge Terán y Guy le Tatooer.

¿Cómo comenzaste en el estilo que trabajas actualmente?

Siempre me ha atraído mucho la iconografía del tatuaje clásico, pero cuando intentaba hacer tradicional americano o japonés de una forma “ortodoxa” no me quedaba satisfecho con el resultado. Mi estilo ha sido fruto de mis limitaciones como dibujante, las referencias que intentaba reinterpretar, y la necesidad de tener que ser versátil para poder adaptarme a todo tipo de clientela.

¿Cuáles son las cosas que más te gustan sobre el mundo del tatuaje?

Que aunque me parta la espalda y le dedique más horas que a cualquier otra cosa, no tengo la sensación de estar “trabajando”. Que evoluciona constantemente y me sigue manteniendo despierto y motivado. Que me permite viajar todo lo que quiero, y que no tengo que madrugar.

¿Cómo ves a la cultura del tatuaje en el mundo actualmente?

Creo que ahora la industria ha devorado lo que era la cultura del tatuaje. Hay un panorama muy heterogéneo, para lo bueno y para lo malo. Hay gente trabajando a un nivel increíble y también algunas corrientes o estilos que me parecen una broma. Lo que antes era un gremio pequeño y bastante unificado, ahora es masivo y, por lo general, competitivo e incluso a veces irrespetuoso. La parte buena es que hay más aceptación social y los clientes tienen una mentalidad más abierta, así que están dispuestos a tatuarse piezas más interesantes.

¿Cuál es la anécdota que más recuerdes de una sesión?

Hay miles… Una mujer americana que venía con su hija y nos explicó que la chavala tenía una mancha en el dedo gordo del pie que su dermatólogo había diagnosticado como cancerígena. Le recomendaron un doctor europeo para extirparlo, así que habían pedido un montón de dinero a la familia para venir a ver a ese doctor, pero al llegar, el doctor les dijo que sólo era un lunar benigno y que no había ningún problema de salud. En vez de volver a casa, se fundieron todo el dinero prestado viajando por Europa y querían deshacerse de la mancha tatuando encima para poder explicar a la familia que era un cover de la cirugía. Fue un poco surrealista. No recuerdo cómo fue la conversación después de que nos contaran esa historia, pero al final a la chica le hicimos una rosa en el brazo y el lunar se quedó como estaba. No volvimos a saber de ellas. Probablemente la mujer esté en la cárcel.

¿Qué consejo le darías a los nuevos tatuadores?

Que dibujen hasta que les sangren las manos.

aitor irimia

Aitor Irimia es un tatuador que como él mismo dice tuvo un comienzo común con el tatuaje pero con los consejos correctos logró establecerse en este mundo y hace tatuajes de gran calidad, si quieres ver más de el visita su cuenta en Instagram.

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