Mocho y su visión única del tatuaje12 min read
Mocho es un tatuador español con un estilo único a la hora de tatuar, hoy nos cuenta sobre él y su visión del mundo del tatuaje:
“Me llaman Mocho, nací en Murcia, a los 18 hui a un pueblo de la periferia española llamada Barcelona, allí resido y me pudro lentamente. Estuve trabajando 12 años en Siha tattoo junto a Jota (Cabeza Rodilla) y ahora tengo un estudio privado en el Barrio gótico Barcelonés, un espacio creado con el único propósito de aislarme de la vida y hacer de mis clientes auténticos despojos sociales”.


¿Por qué Mocho Tattoo?
En España a la fregona se le dice mocho, de pequeño llevaba un mullet que parecía eso así que la gente empezó a llamarme así. Con los años vi que si ponías Mocho Tattoo en Internet te salían cientos de búhos así que decidí cambiarme el nombre de Instagram por Mocho 131, 131 es un número que lleva persiguiéndome toda la vida, para bien o para mal.
¿Cómo comenzaste en el mundo del tatuaje?
Desde pequeño el tatuaje me había llamado mucho la atención, por mi barrio se movían unos personajes con calaveras en los brazos y a mi eso me fascinaba, con el tiempo conseguí tatuarme con mi amigo Siza en condiciones muy denunciables, luego conocí a Fred Thomas y a su padre Cata que tenia un estudio llamado Exotic Tattoo Murcia, allí me hice mis siguientes tatuajes con Fredy y Hik.
Quise comprarle unas máquinas a Cata (antes para comprar material no era como ahora y necesitabas de un contacto); él muy sensatamente me dijo que no, podría haber sido un foco de mala praxis y hepatitis. Poco después me fui a vivir a Barcelona a estudiar Arte Gráfico en la Escola Joso, allí conocí a Victor Chil, Jota, Iñaki, Koan, PerroViejo, y mucha más gente que se puso a tatuar a la misma vez que yo.
El karma puso en mi camino a una persona muy importante que me regaló mi primer kit de tatuaje y se llevó mis dos primeros mojones. Luego me dediqué a tatuar al lumpen en okupas y antros a cambio de trueques o cuatro peniques. Tuve la enorme suerte de que Fredy estaba por entonces tatuando en Murcia y cuando bajaba a ver a la familia, él me enseñaba lo que buenamente podía, en Barcelona la persona que más me ayudó en mis inicios fue Victor Chil que ya era un adelantado a su época.
Más tarde Jota abrió Siha Tattoo y contó conmigo para tirar ese proyecto adelante, éramos dos inexpertos con un estudio en el centro de Barcelona, no se cómo no nos cerraron el chiringuito…
¿Cuál fue el primer estilo de tatuaje que hiciste?
Empecé tatuando lo que ya dibujaba, rollo comic muy punk, calaveras, ratas y cosas bonitas.
¿Quiénes son tus referencias en el mundo del tatuaje?
Depende de la época en que me pilles, cuando hacia realismo Robert Hernández era mi favorito, en la época de Neo tradicional Derek Noble, en la época más cartoon Tim Biedron y Navette…
En esta última época menos figurativa Sven Von Kratz, Yonah Krank, A void, Buena Vista, Giger, la lista sería infinita ya que me influencio de todo lo que consumo pero el gusto me va cambiando con los años.
Con la gente que he trabajado también ha tenido mucha influencia en mi estilo, Tairy Rodríguez, Emilio Cerezo, Iñaki, Jota, Kiwi… A todos ellos les he robado sin querer o queriendo, sorry babys.




¿Cómo comenzaste en el estilo que trabajas actualmente?
Empecé como todo, engañando a los clientes. Yo hacia realismo mezclado con abstracciones, odiaba hacer realismo pero por aquel entonces casi nadie se dejaba hacer un chapapote en condiciones, era algo muy raro ver a alguien con una pieza loca en España. Poco a poco lo que usaba de fondo para los tatuajes realistas fui haciéndolo cada vez mas grande, hasta que llegó el día que no había realismo solo fondo, ese día pude dormir en paz.
¿En qué te inspiras?
Me inspiro en todo lo que veo, pero está claro que la subcultura, los comics y la ciencia ficción distópica han hecho mella en mi.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Depende de la pieza que tenga que hacer, pero últimamente genero texturas nuevas mediante tratamientos de objetos e imágenes propias. Teniendo así más recursos en la cartuchera para a la hora de abordar un nuevo tatuaje que no se parezca mucho a los anteriores.
Aunque me gustaría que todos los tatuajes fueran completamente diferentes estoy bajo el criterio y el gusto del cliente en cuestión, esto retrasa esa búsqueda y la originalidad de cada pieza depende de la libertad que me den ese día.



¿Qué crees que es lo más importante que debe saber un tatuador a la hora de crear su propio estilo?
No recomiendo a nadie lanzarse a hacer su “propio estilo“ sin antes haber aprendido a dibujar y luego a tatuar, con eso me refiero a saber meter línea, color, sombras… Es decir, haber tenido un aprendizaje de la técnica en cuestión. Una vez haya hecho todo este camino habrá aprendido las normas que hacen que un dibujo funcione o no en el cuerpo, si su estilo de dibujo es adaptable a ello le diría que adelante.
La gente que se lanza y se encasilla en un estilo sin haber pasado por el resto muchas veces están ocultando en este sus carencias, cosa que al final pasa factura.
¿Cuáles son las cosas que más te gustan sobre el mundo del tatuaje?
Poder influir tanto en la vida de alguien, ya que el cliente se llevará un trocito de ti para el resto de su vida y eso de alguna forma cambiará su día a día. La libertad que te da este trabajo, poder viajar y conocer gente cojonuda allí donde vayas… Con un curro de mierda no tendría oportunidad de hacerlo. Poder experimentar y crecer artísticamente cada día, esto hace que de cierta manera te sientas un poco más realizado.
¿Cómo ves a la cultura del tatuaje en el mundo actualmente?
Pues la veo fatal, camino de su fin. Creo que ahora mismo se podría llamar de cualquier manera menos cultura y mucho menos subcultura. Ha perdido su esencia y significado, se ha normalizado, prostituido… Me da mucho asco en lo que se está convirtiendo, espero que se pinche la burbuja, haya una purga y solo aguanten los que realmente aman esta disciplina y tengan algo que aportar.
¿Qué consejo le darías a los nuevos tatuadores?
Pues les diría que sean sinceros con ellos mismos y se pregunten por qué quieren tatuar, que si no han tenido contacto con el mundo del dibujo, este no es su trabajo. Que no es un mundo de rosas, es un curro 24/7 y que aquí se forran 4 y el resto sobreviven, y que no se crean lo que les enseñan los 4 influencers del tattoo, que es una mentira. Y si realmente les late que se pongan a muerte, que no paren de dibujar y estudiar y lo más importante que si copian lo hagan a mucha gente a la vez, que si no se ve rápido.
Para ti, ¿qué es lo más especial de tu estudio?
Lo primero que es un estudio privado, eso significa que aquí no va a entrar nadie a tocar los cojones, así que si eres cliente puedes tener la tranquilidad que te mereces para tatuarte en un espacio libre, flex y seguro. Y lo segundo y no menos importante es la exquisita decoración del lugar, donde podrás apreciar desde hermosos cuadros de artistas desconocidos a una gran variedad de calaveras que te harán replantearte tu mísera existencia. Tus ojos no sangrarán observando flash fotocopiados pegados por las paredes pero quizás tus oídos si que lo hagan con mis sonatas favoritas, aviso.




¿Cómo ves la evolución de la cultura del tatuaje en España en los últimos años?
Veo que como siempre vamos muy por detrás en cuanto a la originalidad y variedad de estilos. Seguimos siendo unos toys. Aunque en cuanto a calidad en las piezas no tenemos mucho que envidiar con el resto del mundo. La culpa de esta poca variedad la tienen los tatuadores y la otra mitad de culpa es del cliente patrio, que comparado con el europeo es más rata y cobarde.
¿Qué tipo de máquina prefieres para los tatuajes que haces? ¿Por qué?
Yo siempre uso las máquinas que hace Kaput Handmade. El motivo es simple, son las mejores.
¿Qué crees que es lo más importante a la hora de hacerse un bodysuit contigo?
Tener una buena idea, disponibilidad, aguante y dinero. Si tienes todo eso, es tuyo.
¿Cuál es la anécdota que más recuerdes de una sesión?
Una vez tatué a un chico ruso un retrato del personaje de la serie de Hannibal, este personaje se parecía muchísimo a él, era el típico retrato, careto grande en el antebrazo y en la muñeca el mismo personaje en pequeño apuñalando una mujer.
Ese día estuvimos haciendo bromas con el parecido que tenia y al subir la pieza a Internet nos inventamos una historia:
Dijimos que este cliente había matado a su esposa en Rusia, que estuvo dos años preso, que allí es la pena máxima por matar a una mujer, que ya estaba libre y orgulloso de lo que había hecho por eso se había tatuado eso, para hacer honor al momento en cuestión.
Era la época del Facebook así que subí la foto y me fui, al volver a mirar la publicación se había hecho “viral”, tenia sin fin de amenazas de muerte y la revista Vice interesada en hacerme una entrevista… Fue un experimento bastante divertido y me quité a bastante idiota de en medio.

Mocho es un gran tatuador con una visión única pero interesante sobre el mundo del tatuaje actual, si quieres ver más de sus trabajos únicos y su estilo, visita la cuenta en Instagram de Mocho.