Los tatuajes en la antigua Grecia y el estigma hacia estos3 min read
Los tatuajes son formas permanentes de modificación del cuerpo que datan de la última era neolítica, según lo evidenciado en el arte antiguo y los registros arqueológicos. El arte del tatuaje ha evolucionado de manera independiente en muchas culturas diferentes a lo largo del mundo, y ha servido para fines extremadamente diversos. Entre los primeros en desarrollar las tradiciones de los tatuajes se encuentran los antiguos griegos. Los registros escritos que aportan evidencia de los tatuajes se remontan al siglo v a. de C. Durante esta era, se adoptó el tatuaje como acción punitiva o patrimonial, representando un signo de distinción o rango social. Aunque los antiguos griegos no se tatuaban el cuerpo, utilizaban los tatuajes para penalizar a los marginados de la sociedad. En general los tatuajes se consideraban una costumbre bárbara, y las clases sociales más altas los trataban con desprecio.
Los antiguos griegos, de acuerdo con el historiador Herodoto (años 484-426 a. de C.), aprendieron de los persas tanto la idea de los tatuajes penales como el arte del tatuaje, alrededor del siglo vi a. de C. Sus escritos describen el uso de los tatuajes en un sentido disciplinario en los cautivos, esclavos, criminales, desertores y prisioneros de guerra. Esto no solo les hacía fácilmente identificables si trataban de escapar de su encarcelamiento, sino que prolongaba su castigo una vez liberados. Una multitud de antiguos y renombrados autores y filósofos griegos tales como Jenofonte, Platón, Aristófanes y Elio Arístides describen en sus escritos esta práctica, temida y despreciada por los ciudadanos griegos.

El origen de la visión de los tatuajes como estigma se remonta a la antigua Grecia, donde se inventó dicho término (στίγμα). De hecho, la antigua palabra en griego para tatuaje fue «dermatostiksia», que se deriva del prefijo «derma» (δέρμα), que significa piel o cuero, y la palabra estigma, que hacía mención a los signos sobre el cuerpo que se asociaban comúnmente a los delincuentes y a los aspectos depreciables de la moralidad de las personas. La aplicación metafórica del estigma como signo de desgracia o decadencia moral tiene valor contemporáneo, ya que no se aparta del significado de la palabra «estigma» en inglés moderno.
El uso de los tatuajes como signo de condena o esclavitud se detuvo con la prevalencia de la cristiandad en Grecia. En concreto, el Emperador Constantino I prohibió expresamente los tatuajes faciales alrededor del año 330 d. de C., estableciendo que el rostro del hombre había sido forjado a imagen de Dios, y que era un sacrilegio desfigurarlo, independientemente del mérito de la persona. Sugirió que, en su lugar, debían tatuarse las manos o las pantorrillas. Sin embargo, en el año 787 d. de C., el Segundo Consejo de Nicea prohibió asimismo todos los tatuajes al ser una práctica pagana.
Aunque históricamente asociados a las poblaciones descarriadas y marginadas en la antigua Grecia, el uso del tatuaje ha ganado reconocimiento como forma de arte legítima en el último cuarto del siglo xx. Habiendo cambiado su forma y función desde la era griega, el tatuaje contemporáneo tiene actualmente una amplia aceptación como forma de autoexpresión o manifestación de moda, y es extensamente practicado por individuos que representan a todos los estratos socioeconómicos y étnicos.
Información tomada de www.actasdermo.org