Consejos para cuidar un piercing4 min read
Si tomaste la decisión de hacerte un piercing, estos serán algunos de los consejos y algunas de las precauciones que debes tomar al hacértelo.
Muchas de las complicaciones que aparecen después de ponerse un piercing están relacionadas con la higiene de la zona donde se encuentra la perforación. Por eso, es fundamental llevar a cabo una limpieza diaria adecuada hasta que el orificio haya cicatrizado completamente. De lo contrario, lo mínimo que te puede suceder es que la herida se infecte y al final sea necesario retirar el adorno.
La mejor forma de hacerse un piercing es yendo a un centro especializado en hacer perforaciones. Una vez que el piercing está hecho, hay una serie de consejos que se deben seguir para curarlo, hasta que la perforación sane sin infectarse. Estas recomendaciones te las dará el mismo profesional el día en que te hagas el piercing, pero nunca está de más recordártelas:

La limpieza es fundamental para evitar una infección de piercing, y para agilizar el proceso de curación del piercing. La forma más sencilla para cuidar el piercing sin que se infecte es lavarlo con agua y jabón; puede ser un jabón antibacteriano especial o un jabón normal de baño.
A continuación, hay que humedecer la piel alrededor del piercing, por ejemplo con un bastoncillo, para ablandar las costras que se hayan formado y retirarlas sin esfuerzo. En este sentido, procura no apretarlas ni arrancarlas cuando están secas, pues así puedes infectar el agujero.
Además, se debe tratar de evitar tocar el piercing con las manos sucias, o manipularlo continuamente antes de que esté completamente sano a no ser que tengas las manos limpias por jabones anti-desinfectantes preferiblemente. Es recomendable, por ejemplo, evitar el contacto del piercing con agentes externos tales como polvo o arena de playa los primeros días tras hacerte el piercing, pues es entonces cuando el piercing es más propenso a cicatrizar mal.
Por último, seca la piel con cuidado ayudándote de una gasa esterilizada o un bastoncillo. No utilices las manos, ni toallas ni algodón, porque pueden facilitar que la herida se infecte.
Cómo desinfectar el piercing

Lo primero que tienes que hacer es lavar la zona 2 veces al día con un jabón antiséptico que no contenga ni yodo ni clorexidrina. Después, tendrás que rociar en la infección (con un pulverizador o una botella con spray) un poco de suero fisiológico (que aporta los mismos resultados antisépticos que si te dieras un baño en el mar). Por último, dejar secar la zona al aire libre.
Los piercing orales, por su parte, necesitan otro tipo de cuidados debido a la zona en la que se encuentran. Básicamente consiste en limpiar la boca varias veces al día con un enjuague antibacteriano sin alcoholes, especialmente después de cada comida. Para ello, debes diluir la solución que utilices en un poco de agua y enjuagarte durante al menos medio minuto. Esto debe ir acompañado de un cepillado de los dientes, al menos tres veces al día.

Es muy importante seguir unos cuidados constantes durante todo el proceso de cicatrización del piercing, cuya duración variará según la zona del cuerpo donde se encuentre. El periodo puede ir desde las aproximadamente seis semanas que tarda el lóbulo de la oreja, la ceja o la nariz, hasta los más de cuatro meses que se prolonga en el caso del ombligo. Pregunta al profesional que te ponga el ornamento durante cuánto tiempo debes limpiar el orificio, pero no seas impaciente, puesto que unos días menos de higiene pueden suponer unos meses más de complicaciones.
Información tomada de: logiabarcelona.com
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